lunes, 23 de abril de 2018

                                                                                                                                                                    Madrid, 23 de abril
Tenía toda mi vida planificada sin saberlo. Estudiaría, encontraría un buen hombre, me pondría a trabajar, tendría hijos y envejecería junto a mi marido. No tenia nada que pensar porque mi madre ya lo había pensado todo por mí. Siempre había vivido a la sombra de mi madre.

Pero mi vida cambio en el mismo instante en que se giró, y con tan solo ver sus ojos verdes con aquellas pinceladas marrones, me enamore inevitablemente. No voy a engañaros, me negaba a enamorarme, me obligaba a no pensar en esa persona, no podía ser, no me habían educado para eso. Pero todos mis intentos fracasaban.

Pensaba que sería pasajero, que era un simple capricho, pero no. Cada vez que me hablaba yo sonreía, cada vez que me miraba yo me sonrojaba, cada vez que me rozaba con su mano todo mi cuerpo entero temblaba.

Mi madre me preguntó por esa alegría tan espontanea que últimamente tenia, me decía que se me veía más resplandeciente, que se me veía diferente, que ahora si sonreirá de verdad. Le dije que me había enamorado, que era alguien que me hacía sentir diferente, pero omití lo más importante de todo, que era una chica.

Me había enamorado locamente de una mujer. Había tirado todos los planes de mi madre a la basura. ¿Qué más da que fuera una mujer? Ella me hacia feliz, me escuchaba, me apoyaba, me hacía sonreír, me hacía sentirme segura conmigo misma y sobre todo que se notaba que me quería. Nadie debería sentirse culpable por enamorarse de alguien con el mismo sexo, nadie debería de tener miedo de defraudar a sus padres por enamorarse de una chica, nadie debería llorar por querer a alguien. Pero yo si lloraba, yo si tenia miedo y yo si me sentía culpable.

Cuando tu madre te dice toda la vida que debes estar con una persona del sexo opuesto, cuando te enamoras de una chica, sientes que eres rara, que no estás haciéndolo bien. Te planteas miles de cosas y llegas a la conclusión de que solo tienes dos opciones, aceptar como eres o vivir en una mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario